Siempre que sea viable, el mutuo acuerdo ofrece más control, menores costes y resolución más rápida. Permite diseñar un convenio regulador adaptado a vuestra realidad, con menor desgaste emocional y mejor cumplimiento posterior.

Cuando las posiciones están muy alejadas o hay riesgo para los menores o el patrimonio, el contencioso puede ser necesario. En ese escenario, trabajamos medidas provisionales, un plan probatorio sólido y una estrategia procesal que priorice tus intereses y reduzca la incertidumbre.

Depende del tipo de procedimiento, la carga del juzgado y la complejidad del caso. Un mutuo acuerdo con convenio bien preparado suele resolverse antes que un contencioso, que requiere vista, prueba y sentencia.

Para que los plazos no se disparen, cuidamos la documentación, evitamos incidencias procesales y priorizamos acuerdos cuando aportan valor real. Aun así, te damos una estimación orientativa y actualizamos tiempos conforme avanza el expediente.

Trabajamos con presupuesto cerrado por fases, detallando qué haremos en cada una y qué está incluido. Te explicamos honorarios, posibles costes de procurador y, si procede, otros profesionales (mediación, peritos, etc.).

La transparencia evita sorpresas y facilita decidir. Si surgen necesidades no previstas, lo hablaremos antes de realizarlas, con propuesta clara para que mantengas el control económico del proceso.

De forma orientativa: certificado de matrimonio, certificados de nacimiento de hijos, libro de familia, certificados de empadronamiento, títulos o contratos de vivienda, documentación económica (nóminas, IRPF, gastos de los menores) y cualquier acuerdo previo existente.

No pasa nada si no lo tienes todo desde el primer día. Te damos un checklist y te ayudamos a recopilar lo que falte. Lo importante es empezar con un plan claro, respetar plazos y preparar un convenio o demanda con base probatoria suficiente.