Habitualmente: certificados (defunción, últimas voluntades, testamentos), DNI/NIE de herederos, libro de familia, escrituras y recibos que acrediten bienes y deudas (vivienda, cuentas, vehículos, préstamos). Con eso preparamos la ruta documental y agendamos notaría.

Si faltan datos o hay bienes en distintas entidades, te ayudamos a conseguir la información y a requerirla cuando sea necesario. El objetivo es tener un inventario fiable para evitar sorpresas en el reparto.

Se tramita una declaración de herederos abintestato ante notario competente, acreditando parentesco y llamamiento a heredar. Con esa acta, inventariamos bienes y deudas y elaboramos el cuaderno particional.

Si existen desacuerdos sobre cuotas o bienes, trabajamos una propuesta de reparto con criterios objetivos y, si no hay acuerdo, valoramos la división judicial para desbloquear la situación.

Sí, cuando hay causas legales (falta de capacidad, vicios de consentimiento, inobservancia de formalidades, preterición o lesión de legítima). Analizamos documentación médica, testifical y antecedentes para evaluar viabilidad probatoria.

Si hay base suficiente, planteamos reducción o nulidad y pedimos medidas para preservar bienes. Si no la hay, te propondremos alternativas de acuerdo que respeten tus derechos con menor desgaste.

Coordinamos con asesoría fiscal la liquidación del Impuesto de Sucesiones y, cuando proceda, la plusvalía municipal. Planificamos documentación, valoración y plazos para evitar recargos y optimizar el impacto económico.

Si hay problemas de liquidez, estudiamos opciones como adjudicaciones equilibradas, fraccionamientos o ventas ordenadas. Lo importante es no firmar adjudicaciones que compliquen los pagos sin una previsión realista.